"PELEAMOS CONTRA SU LLEGADA DURANTE UN AÑO. AHORA NO ME VOY A LEVANTAR A DAR LA BIENVENIDA."
(Petermann, alcalde de Görlsdorf, con ocasión de la apertura del centro de refugiados)

    Los ciudadanos alemanes se defienden contra los extranjeros. Los 300 habitantes de una Casa para Solicitantes de Asilo, cerca de Brand, no saben lo que se cierne sobre sus caminos. En el futuro una compañía de Wiesbaden construirá aeronaves en este mismo terrenos donde esta la Casa. Las nuevas ubicaciones planificadas son Görlsdorf, Lüben y Neubrück. Neubrück es una urbanización de chalets en el cual sólo 25 de los 100 propietarios están permanentemente ocupados. En verano todos tienen una barca y son miembros del club de pesca. En un tablón informativo expone una copia de una carta escrita por el comité directivo del club, que había sido firmada por muchos de los miembros: Nadie quiere tener a los refugiados al otro lado de su calle.

    El alemán Thorsten Fetting sabe por qué. Él ha oído que dondequiera que están los refugiados hay siempre mucho ruido y que tiran basura por las ventanas. "Nadie aquí es racista, pero ellos pasearán por nuestro pueblo. Nosotros celebramos fiestas para los niños y ellos vendrán también. Pero donde hay extranjeros hay siempre conflictos, esto es bastante habitual. Y entonces aquellos que no están contra los extranjeros ahora, lo estarán finalmente".

    Los refugiados saben lo que la gente de Neubrück piensa de ellos. En un programa de televisión los racistas tienen plenas oportunidades para presentar sus opiniones: ya están viendo sus chalets forzados y saqueados. B., de Kosovo dice: "Los alemanes nos temen, pero nosotros no somos criminales. No somos leopardos o tigres o algo así". K. añade: "Somos personas, no animales". Pero en Neubrück nadie puede creer esto. Una mujer comentaba que los propietarios de los chalets habiendo trabajado mucho y pagado tantos impuestos venían aquí buscando tranquilidad y relajación. "Y son nuestros impuestos los que financian estos centros".

    Los extranjeros sólo producen basura. El alemán Helmut Opitz venderá si ellos vienen realmente. Ha oído que habrá muchos hombres en la casa de los refugiados. "Y yo me pregunto cómo tantos hombres jóvenes van a privarse de sexo durante mucho tiempo. Ahora, si hubiera otra casa aquí con 300 mujeres extranjeras... tendríamos 300 parejas. Pero esto...no puede llevar a buen puerto".

    "No puedes reducirlo todo a izquierdas o derechas." - en Görlsdorf el alcalde se negó a tomar parte en la recepción oficial a los refugiados: "Hemos peleado contra su llegada durante un año. Ahora no voy a levantarme a dar la bienvenida." Una iniciativa local, que contó con 120 miembros de los 800 que son en el pueblo, quería organizar una vigilia contra los extranjeros. Las habitaciones supuestamente renovadas del centro están plagadas de moho. El responsable de los extranjeros regional comentaba: "Ningún alemán hubiera esperado que viviese en semejantes condiciones." Un refugiado nos dijo: "Tengo miedo, porque la gente no nos quiere aquí. Tengo que permanecer dentro de la casa por el peligro de ser atacado fuera". A él - como a todos los refugiados que esperen la respuesta a su asilo - no le está permitido abandonar la ciudad, donde vive en la casa de refugiados, de lo contrario estaría infringiendo las leyes alemanas de asilo.

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